lunes, 12 de octubre de 2009

Las grandes petroleras testean planes de energía alternativa

Las grandes petroleras estadounidenses han figurado en los titulares de los diarios por sus incursiones en fuentes alternativas de energía: ExxonMobil con sus avances en el tema de las algas como potencial biocombustible, Chevron con su inversión en energía solar para impulsar operaciones en sus yacimientos, y ConocoPhillips con su proyecto piloto para fabricar diesel a partir de grasa de pollo.

Pero esto tiene que ser puesto en perspectiva. “La escala de la que estamos hablando tiene muy poca relación con la cantidad de atención que le han dado en la prensa. Por ahora, comparado con las dimensiones de sus negocios básicos, sólo están empezando a interesarse en el tema”, dijo Mark Flannery, analista de energía de Credit Suisse Global Energy.

Este experto señaló que la inversión de Exxon en el proyecto de las algas es una participación de 50% en un esfuerzo conjunto —por un total de u$s 600 millones— con Craig Venter, el pionero de las investigaciones sobre el genoma humano, para analizar el potencial de las algas para producir biocombustibles.

En comparación, Exxon puede gastar fácilmente u$s 100 millones en un único pozo en aguas profundas en el Golfo de México.

Lo cierto es que el petróleo y el gas natural siguen siendo los negocios fundamentales de las grandes petroleras de Estados Unidos, y esta situación se mantendrá por muchos años.

Pero es cierto que están preocupados por reemplazar sus reservas de gas natural y petróleo, ya que los grandes hallazgos son más escasos y espaciados, y la tendencia al nacionalismo en materia de recursos naturales implica que las petroleras estatales restringen cada vez más el acceso de las grandes empresas del sector.

Estas grandes compañías del sector, denominadas las majors, se están concentrando en su capacidad para desarrollar proyectos importantes con su tecnología avanzada y su experiencia de gestión. Pueden extender la vida útil de los yacimientos y aportar el enorme requerimiento de capital de los proyectos caros.

Todas estas capacidades tienen gran demanda en las naciones ricas en recursos que, aunque tal vez no quieran que las empresas sean propietarias de los yacimientos grandes, necesitan su ayuda para desarrollarlos. En consecuencia, las majors proveen su capacidad de gestión en proyectos de dimensiones considerables y cada vez más complejos, como los del petróleo pesado, expresó Johan Nell, titular del Area de Exploración y Producción de la consultora Accenture.

No sólo la tecnología ha logrado que muchos yacimientos duraran mucho más de lo que se había pronosticado originalmente, sino que los métodos de producción no convencionales a los que se recurre cada vez con más frecuencia —y que van desde el shale gas (gas obtenido de esquistos bituminosos) a las arenas bituminosas de Canadá— han extendido en el largo plazo la vida de los combustibles fósiles. “El largo plazo es más largo de lo que la gente cree”, señaló Flannery.

Stephen Chazen, presidente y gerente financiero de Occidental Petroleum, una firma independiente, dice que hace 40 años un prestigioso profesor universitario le advirtió que no le convenía entrar al negocio del petróleo: “Me dijo que en 40 años me iba a quedar sin carrera, porque no quedaría más petróleo. La gente me ha dicho eso durante mucho tiempo, pero nuestro sector está obteniendo más energía de los yacimientos existentes”, agregó Chazen.

De todos modos, hay que reconocer que las grandes petroleras estadounidenses perdieron una oportunidad en su propia casa en lo que respecta al auge del gas natural no convencional en EE.UU., que fue impulsado por las independientes: las pequeñas compañías estadounidenses de petróleo y gas que no hacen refinación. Fueron ellas las que desarrollaron la tecnología y la capacidad para obtener gas natural de las rocas bituminosas llamadas esquistos. Ahora, las dimensiones de los yacimientos a los que se tiene acceso con la nueva tecnología es ya de la escala que le gusta a las grandes petroleras, pero la actividad sigue liderada por las independientes. “Las grandes empresas no han sido tan rápidas como las independientes a las horas de asegurarse territorio”, dijo Mark Greene, quien dirige la práctica de Exploración y Producción en América del Norte de Accenture.

Las compañías energéticas europeas rondan en torno a estas firmas independientes, y algunas han establecido joint ventures para tener acceso a las áreas, y para obtener la tecnología y la pericia de las independientes.

Los analistas señalan la ausencia de las majors estadounidenses en estas operaciones y sospechan que están tratando de encontrar la mejor manera de ingresar por la puerta grande. Ciertamente, las independientes están cada vez más presionadas para vender, dado lo bajo del precio del gas natural y lo limitado de la demanda.

Tal vez las grandes petroleras de EE.UU. están esperando su momento. “Lo del gas natural no convencional en América del Norte es demasiado grande como para perdérselo. Están analizando cómo se ajusta esto en sus carteras”, concluyó Flannery.

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